domingo, 28 de febrero de 2016

Cuando llega la amiga

Empezamos juntas a trabajar, cada una en un local diferente, con una barra y unas mesas distintas pero eramos las dos las novatas de aquella calle. Poco a poco, sin que lo buscáramos o eso creo, nació entre nosotras una amistad.

Unos dos años después ella tenía un amigo de barra, que no es un verdadero amigo si no un nos lo pasamos bien juntos y charlando mientras me tomo una birra a tu lado. Él en realidad era amigo, que es otra cosa, del novio de ella; por eso se conocieron, no por la cerveza. Pero la cosa cambio pronto.

Él comenzó a ver en su amigo cosas que no le gustaron nada y que poco antes no se hubiera esperado de él. Pasaron unos días desde que lo noto, pero las cosas no cambiaron si no que empeoraron y entonces decidió romper los lazos de amistad que le unían al novio de ella.

Entonces...


Fueron tiempos difíciles, para ella y para él.

Tiempos de policías insistiendole a ella que a la menor sospecha de peligro, inmediatamente, los llamara ya que ellos preferían ir cien veces para nada que arriesgarse a llegar una demasiado tarde. Tiempos de escoltas, sobre todo, sobre todo por motivos de trabajo de ella, nocturnas. Tiempo de amanecer y encontrarse el coche quemado. Tiempos de abogados y encuentros en el juzgado. Tiempos de madres asustadas, que la de ella, aun ahora que ya no corre peligro, aun la prefiere trabajando en el otro extremo de España que pasando unos días libres en el pueblo que lleva más de diez años el exnovio sin pisar.

Fueron tiempos difíciles y tiempos que pasaron juntos, codo con codo. Es una amistad, la suya, nacida en el fuego de aquellos tiempos.

Y, fue a él, que no a mí, al que llamo para avisar que viene, no a mí. Y, mi compañera de trabajo no lo entiende. Mi compañera sabe, o cree saber, con absoluta seguridad, total firmeza, a ciencia cierta, que entre un hombre y una mujer no puede haber amistad, ya que él es hombre, ella mujer y la naturaleza es la naturaleza. Pero la amistad de esos dos no necesita el permiso de nadie, y menos el de ella, para ser real. Y, ya quisiera yo una amistad como esa aunque para ello hubiera de pagar el precio de pasar por tiempos como “aquellos tiempos”.

… Cuanto más me voy alejando de la juventud, cuanto más me voy acercando a mi vejez, más y más cabalmente me voy dando de cuenta de lo que es la amistad y que toda forma de amor que, de un modo u otro, no se fundamente en ella no puede ser llamado realmente amor. Pues toda otra forma de amor o empieza ,o termina en, o acompaña a la amistad.

La amistad no es la única forma de amor, desde luego, bien lo sé, pero toda forma de amor incluye a la amistad o no es realmente amor, eso también lo sé. Por eso cada día comprendo menos a mi compañera y menos me comprende ella que busca amores en hombres sin jamás permitirse amistad alguna con ellos.

Pero ahora le tengo que pedir un cambio de turno, para poder salir una noche, en un pueblo, semivacio en invierno, con la amiga, su marido y el amigo de la amiga y tomarme un par de Licor 43 o los que se tercien en honor de aquellos tiempos y los tiempos por venir. Y, es que cada vez que estamos juntos, aunque sea tomando un café o ni eso, es fiesta.

3 comentarios:

  1. Sí, desde el punto de vista de un varón no puede éste aclamarse a su mujer para pedirle un favor de amigo, no es posible decirle por ejemplo: Mira, X, he tenido este problema ¿qué debo hacer? ¿estoy en peligro? ¿Me irá bien? No, un varón no puede con su mujer actuar así si la quiere suya, pero sí una mujer a la inversa, pues el varón es en parte el ¿padre? ficticio de una mujer, su marido es su padre ficticio, pero la mujer no puede ser la madre ficticia del varón, pues lo castraría.
    Pero en esa relación el varón puede ayudarla a protegerla, a amarla, a gozarla, a ser su hombro donde la mujer descanse sus angustias, sus envidias, y con un ¿mandato? de sí, no, basta, hasta aquí, guiarla para que consiga tener y perdurar hasta otra prueba de amor su amor con su hombre.

    No sé, pero entre mujer y varón no hay una relación de simetría, nunca o casi nunca, y a cada prueba de amor que pasa el varón la mujer enciende más su amistad con su ¿padre? amante, pues su amante o amor es el sustituto de su padre o figura paterna que haya tenido, que bien pudiera ser otra mujer, sin haber de entrar en orientaciones sexuales diferentes, el sexo es otra cosa, la orientación es como un ¿capricho? Asi no podemos hablar de hombres o varones y mujeres o féminas por tener o no pene o vagina, sino por su posición con respecto a la angustia, y al rol que tome en las pruebas de amor.

    Vicent

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  2. Sinceramente, Vincent, no sé si acabo de entender bien lo que me dice.

    … Pero me parece que sus creencias al respecto y las mías son extremadamente diferentes y del todo incompatibles.

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  3. Sí, es difícil entender a alguien aún cuando se haya vivido la misma vida que ese otro, ya lo decía un refrán árabe, que no podemos comprender a otro si no hemos bebido de su agua y comido de su lar o algo así, así que tranquila, yo sé que no tengo la verdad, ni mucho menos y acepto, ¡como no! su disensión.

    Vicent

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